Una vez acabada la extracción de zumo y de aceite esencial, los procesos de trabajo que siguen pueden variar según el tamaño de la empresa productora, su posición geográfica y las particularidades de su mercado. En países mediterráneos en particular, antes de ser pasteurizado, el zumo procedente de los extractores debe sufrir un refinado posterior para reducir el contenido de materias sólidas hasta – 0,5 %. Es sin duda por eso por lo que la mayoría de los zumos de limón, de naranja, de pamplemusa y de mandarinas son pasteurizados y concentrados después.
La depulpación de los zumos se hace para todo producto dedicado al mercado de las bebidas gaseosas. A los consumidores de naranjadas, limonadas o productos a base de pamplemusa no les gusta ver a residuos de pulpa en el fondo de la botella. Así, son los productores de bebida los que deciden, al comprar el producto, si incluyen a sus condiciones de compra cantidades limitadas de pulpa y de sedimentación. Para los productos dedicados a la producción de bebidas gaseosas, incluso el aspecto organoléptico es importante, sobre todo el color, la intensidad y la turbidez.
A diferencia de los jugos, para las bebidas gaseosas el gusto y la frescura son relativamente menos importantes, por culpa de la dilución del zumo en la bebida y de la presencia de otros aromas. La estabilización de los derivados para el sector de las bebidas gaseosas, el color y la turbidez son obtenidos gracias a la tecnología, incluyendo a veces productos de segunda extracción. La presencia de una cantidad de pectina más elevada que en el zumo puro permite la estabilidad de la bebida. Dicha pectina tiene que ser dotada de algunas características.
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